La colza es un cultivo oleaginoso cada vez más extendido en España y otros países como Francia y Canadá. A lo largo de su crecimiento, este cultivo tiene que hacer frente a una serie de especies de insectos curculiónidos del género Ceuthorhynchus.
La colza puede ser afectada en varios momentos de su desarrollo y en distintos órganos. Encontramos al gorgojo de la yema terminal (C. picitarsis), al gorgojo del tallo (C. napi, C. rapae, C. pallidactylus) y al gorgojo de la silicua (C. assimilis, C. obstrictus).
Morfología y biología
El gorgojo de la colza (Ceutorhynchus spp) es un pequeño coleóptero de la familia Curculionidae. Los adultos miden entre 2 y 4 mm de longitud, tienen cuerpo ovalado, convexo y de color gris negruzco recubierto de finas escamas, aunque la tonalidad de su color cambia dependiendo de la especie, pueden aparecer variedades grisáceas, negras, pardas, rojizas o verdosas. Su característica más distintiva es el rostro alargado (hocico), más fino y largo en las hembras, en cuyo extremo se insertan las antenas. Los huevos, diminutos y blanquecinos, son puestos en las diferentes partes de la planta, según cada especie de gorgojo. Las larvas son ápodas, de color blanco crema, con cápsula cefálica marrón, e igualmente se desarrollan en los diferentes órganos de la planta, según la especie de gorgojo. Realizan galerías en el interior de las diferentes partes de la planta, debilitándola y facilitando la entrada de patógenos. Tras varias semanas de desarrollo, las larvas maduras se dejan caer, formando la pupa en el interior del suelo o entre la hojarasca, permaneciendo algunas especies, en estado de diapausa, en el que no producen daños al cultivo. La nueva generación de adultos comenzará un nuevo ciclo, en el cual dará de nuevo lugar a la puesta de huevos, que estará sincronizada con el desarrollo de la planta.
Hacia finales del invierno comienzan su actividad los adultos de Ceutorhynchus napi y C. obstrictus, coincidiendo con las fases de brotación y floración. Ceutorhynchus assimilis realiza su vuelo en primavera. En el sur de Europa, a finales de verano y otoño, emergen los adultos de Ceutorhynchus picitarsis.
Daños
Los daños son difíciles de observar por lo que es clave el uso de trampas para detectar la presencia de la plaga antes de que sea demasiado tarde.
La especie de Ceuthorynchus picitaris, o gorgojo de la yema, hace la puesta en otoño. La larva devora la yema terminal y obliga a la planta a desarrollar brotes laterales retrasando el cultivo.
Ceutorhynchus napi también se conoce como gorgojo del tallo y es la especie que puede producir los daños más severos. Aparece al final de invierno, desde febrero a marzo, cuando comienza el vuelo y deposita sus huevos en el vértice del tallo. Las larvas hacen galerías en los tallos, el grano de la colza no llega a formarse bien y se producen pérdidas importantes en la producción. También puede afectar a las silicuas.
El gorgojo de las silicuas, Ceutorhynchus assimilis, empieza su actividad a finales de marzo o principios de abril. Este gorgojo hace la puesta en el fruto. Resulta especialmente dañinas cuando se asocian con los daños del mosquito de la colza ya que esta puede usar los orificios hechos por el gorgojo de la colza para realizar sus puestas.